Voy a pasar por alto nuestra propia existencia y la de los seres vivos, plantas y minerales. Alguna inteligencia superior los debió crear y eso es algo que, además de escapárseme, no es el objeto de mi reflexión. Pero si lo es el resto de objetos, proyectos y situaciones.
Una simple silla, los grandes avances de la humanidad como la rueda o proyectos de ingeniería descomunales como edificios y puentes, primero han tenido que ser pensados.
Un proyecto empresarial, una estrategia concreta o un objeto diseñado, se han tenido que desarrollar en un plano mental antes de comenzarse a darle forma.
Creo que en esto estarás de acuerdo conmigo. Todo lo que existe primero ha sido antes concebido en la mente.
Si partimos de esta premisa, no existe escapatoria en el momento de asumir la responsabilidad y el liderazgo de tu propia vida. Lee atentamente mi explicación.
Las decisiones que tomamos en cada momento tienen una consecuencia o al menos desencadenan una serie de reacciones en el universo. Se dice que el aleteo de una mariposa puede desencadenar un huracán en la otra parte del mundo.
No se si es exactamente así, pero convendrás conmigo sobre la importancia de la mente y los pensamientos sobre tu vida y sus consecuencias.
Cierto es que no todas las circunstancias vitales obedecerán a tus decisiones, puesto que la línea de vida por la que transitas también responde al sector del espacio que estás ocupando.
Es decir: la cultura, familia, barrio, educación, etc. no vendrán determinados por tu forma de pensar precisamente. Pero, ¿y el resto de factores? ¿Todo es fruto de la casualidad?
Si así fuera quedaríamos a merced de la suerte y sin capacidad de tomar partido en el devenir de nuestra vida. Será una cadena de causas y consecuencias lo que te llevará a un decorado y un escenario concreto de tu realidad.
Existe una cadena de decisiones proveniente de un modo de pensar. Es ahí, entonces, donde radica tu capacidad para entomar una buena postura de salida. Justo antes de tomar una decisión, observa ¿qué estás pensando?
¿Tomas las decisiones en un contexto favorable? Un contexto mental de amor y libertad nos acercará a una cadena de sucesos de la misma índole. Mientras que un jardín mental de caos, miedo y culpa nos llevará a una cadena de hechos del mismo calado.
El momento vital en el que te encuentras ahora también es producto de una sucesión previa de pensamientos, o al menos de una actitud interior concreta.
Antes decía que no existe nada en tu mundo que no esté pensado antes. Imaginado y visualizado. De ese hecho no se libra tu vida.
Pueden ocurrir circunstancias que por educación, cultura, salud o simples pruebas de la vida, no estén directamente sometidas a tu actitud mental. Vale, lo admito. Pero, el resto de circunstancias te las has generado tú solito o solita.
Este punto no es siempre aceptado de buen grado, sobre todo si estás metido ahora en la boca del lobo. Seguramente la mayoría de personas dirá que sus circunstancias no se las han buscado o eludirán su responsabilidad directa o indirectamente. Incluso puede que culpen a Rajoy o a Puigdemont de todos sus males.
Cuando todo te va bien, sueles venirte arriba y pensar en qué bueno que eres y qué bien lo haces. Pero, ¿qué tal si aplicas lo mismo cuando tu vida no va tan bien? Difícil, ¿eh?
Pues en ambos casos tu mentalidad a tenido que ver. ¿Observas tus pensamientos? ¿Son pensamientos que te sanan o son pensamientos que te enferman? ¿Tienes pensamientos de abundancia o de carencia? ¿Son pensamientos de amor o son de ira? ¿Pensamientos de posibilidad o de limitación?
Si te interesa este tema, permanece atento a los próximos artículos, voy a ir desgranando cuál es nuestra posible implicación y capacidad de generar y cultivar una buena mentalidad.