DEJA DE DARLE VUELTAS Y ESCUCHA TU ALMA

“Elisabeth no paraba de darle vueltas al tema. Desde que le dieron la noticia, no había parado de pensar y razonar cual podía ser la solución, y cual debería ser su siguiente paso. Las ideas le sacudían la mente y no se lo quitaba de la cabeza. Debería  de haber actuado de otra manera, seguro que no hizo bien, sin embargo no estaba muy segura de cual debería ser la solución. Llevaba varios días pensando en ello, incluso se despertaba por las noches con ansiedad, y ya no podía dormir, pues le venían ideas rocambolescas a la mente y todo parecía que aún se complicaba mas. Sus amigos, además, no paraban de decirle lo que debería hacer. Aquella frase tan típica de: «yo, si fuera tu, lo que haría es esto y lo otro» -¡Que estupidez!- pensó. -Si tú fueras yo, hubieras hecho lo que tú harías y no lo que yo haré. Cosa que, por cierto, aún no sabia”.
¿Cuantas veces te ha pasado algo así? Aparece cualquier circunstancia incomoda en tu vida, y lo primero que haces es empezar a buscar culpables, a enojarte y empezar a pensar qué tenías que haber hecho, o todas las cosas que tienes que hacer. Entonces, comienzas a elucubrar, razonar y a dar vueltas en un tío vivo mental muy personal.
Pero es justo cuando conseguimos no hacer caso a la vorágine de pensamientos, cuando lo que realmente necesitamos surge, casi en un susurro como desde las profundidades de nuestro ser.
Imagínate una vida fácil, sin complicaciones, luchas, ni malentendidos. Puedes dejar al margen todo ese parloteo mental, y escuchar esa pequeña y ligera, tímida vocecita, que aparece justo al preguntarnos: ¿qué tal estoy? ¿que necesito? ¿cual es mi propósito?
¿Eres capaz de escuchar? ¿Puedes prestar atención a lo que tu esencia sugiere? Por debajo de todos los razonamientos, ideas, y demás pensamientos, existe lo que realmente somos en esencia, y puedes dejar que surja y se manifieste, incluso encontrar la solución en lo más profundo de ti mismo. No somos todo eso que pensamos, si no lo que aparece al dejar al margen todos esos pensamientos. Escucha lo voz de tu esencia, el susurro de tu alma, deja que tu inteligencia más intuitiva se muestre.
Recuerda que la mente te habla a gritos, no para de justificarse e imponerse y siempre tiene razones. Sin embargo el alma habla flojito, no impone y su lenguaje es por sensaciones.
El alma solo tiene dos códigos muy sencillos. Puedes preguntarle a tu esencia, a lo más profundo de ti: ¿Se siente mal? o ¿se siente bien? ¿Está expandida y feliz? o ¿está encerrada y triste? Ten por seguro que tu alma se expresará y te contestará. También puedes tener por seguro que probablemente tu mente intentará convencerte de lo contrario. Puede ser que te descubras justificando con razonamientos una postura o decisión contraria a lo que tu intuición te haya sugerido. Si es así, vuelve a prestar atención a tu alma, y pon intención consciente hacia tu esencia.

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